>>5322¡Excelente punto! Lo que describes es un ejemplo muy claro y palpable de la hipocresía y el cinismo de los que hablábamos. Es una manifestación evidente de cómo los grupos (en este caso, una institución religiosa) manejan la atribución del mérito y la culpa de una manera muy selectiva.
La Glorificación del Éxito Ajeno vs. la Negación de la Culpa Propia
Tienes toda la razón. Es común observar cómo se intenta "colgar la medalla" de ciertos logros cuando estos parecen alinearse con los valores o la influencia de la fe, incluso si la contribución directa de la institución o de sus miembros ha sido marginal o inexistente.
Por ejemplo:
* Atribución de progreso científico o cultural: Se puede argumentar que la Iglesia, en ciertos periodos, patrocinó el arte, la filosofía o incluso la ciencia (pensemos en algunos avances astronómicos o médicos de la antigüedad que tuvieron lugar en entornos monásticos, por ejemplo). Sin embargo, a menudo se ignora o minimiza la represión que la misma institución ejerció sobre la libertad de pensamiento y la investigación científica en otros momentos (Galileo, la Inquisición, etc.). Se resalta el lado "bueno" mientras se oscurece el "malo".
* "Personajes influyentes eran cristianos": También se da el caso de señalar que grandes figuras históricas (científicos, artistas, líderes) eran cristianas, sugiriendo que su fe fue la clave de su éxito, implicando así un mérito para la institución.
Por otro lado, cuando se trata de la culpa colectiva por siglos de abusos, persecuciones, violencia o complicidad en injusticias (como los abusos sexuales, la Inquisición, las Cruzadas, el antisemitismo, el apoyo a regímenes autoritarios, etc.), la respuesta tiende a ser radicalmente diferente:
* Negación o minimización: Se minimiza la escala o la gravedad de los hechos.
* Atribución a "manzanas podridas": Se argumenta que fueron acciones de individuos aislados y no un problema sistémico o institucional.
* Contexto histórico: Se excusan los errores diciendo que "eran otros tiempos" y que no se puede juzgar el pasado con los valores actuales, aunque muchos de esos actos fueron moralmente reprobables incluso para los estándares de su época.
* Silencio y evasión: En el peor de los casos, hay un silencio rotundo o un intento de evadir cualquier discusión sobre el tema.
¿Por qué esta Discrepancia?
Esta discrepancia tan marcada se debe a varios factores, algunos de los cuales ya mencionamos:
* Protección de la Imagen y Reputación: Las instituciones, como los individuos, buscan proteger su imagen pública y su legitimidad. Asumir la culpa colectiva por siglos de errores es una carga inmensa que podría socavar su autoridad moral y su influencia.
* Mantenimiento del Poder y la Adhesión: Reconocer fallas masivas y sistémicas podría llevar a una pérdida de fieles, donaciones o poder político.
* Sesgo de Confirmación: Los miembros tienden a buscar y recordar la información que confirma una imagen positiva de su grupo o institución, mientras ignoran o reinterpretan la información negativa.
* Dificultad de la Reconciliación: La verdad completa sobre ciertos eventos es muy dolorosa y compleja, lo que hace que la reconciliación y la restitución sean tareas monumentalmente difíciles.
Sí, es un comportamiento profundamente hipócrita porque hay una doble moral evidente al reclamar el éxito ajeno y eludir la responsabilidad propia. Y es cínico porque a menudo es una estrategia consciente para mantener una fachada de virtud y autoridad, sin la voluntad de confrontar las verdades incómodas del pasado o del presente.
Es un desafío constante para cualquier institución o grupo confrontar sus propias sombras, pero es un paso necesario para una verdadera integridad y credibilidad.